viernes, 13 de noviembre de 2009

Te diste a salvar mi alma (Sonetillo I)

Yo no sé con qué la hiciste,
si con viento, mar, albura;
yo no sé si en la blancura
del santo monte la fundiste;

solo sé que me la diste
y yo torpe, con premura,
la arrojé a la basura
del mundo vicioso y triste.

Más tú, en violenta cruz,
te diste a salvar mi alma,
lleno de amor y bondad;

estando ahora en tu luz,
digo con alegre calma:
salvo soy por tu piedad.

J. A. Reyes

jueves, 12 de noviembre de 2009

Apóstol Pablo, después de su llegada a Roma



Al final de Hechos se relata que, tres días después de su llegada a Roma, el apóstol hizo llamar a los principales judíos, a fin de explicarles la razón de su presencia en Roma, y les citó un día para exponerles el Evangelio. Como en todas partes, unos lo aceptaron. Y los otros lo rechazaron. Pablo dijo entonces que este mensaje seria predicado a los gentiles, y que ellos si escucharían.

En efecto, su condición de preso no le impedía dedicarse al ministerio. Los últimos versículos del libro de hechos informan que durante dos años Pablo estuvo recibiendo a todos aquellos que querían entrevistarse con él; él les anunciaba el reino de Dios, y enseñaba acerca del Señor Jesucristo, sin que las autoridades pusieran obstáculo alguno (Hechos 28:17-31).

Las epístolas a los Colosenses, a Filemón, a los Efesios, y a los Filipenses, redactadas durante su cautiverio, arrojan una luz viva sobre este periodo. El Apóstol escribió indudablemente las tres primeras al principio, y la carta a los Filipenses hacia al final de su detención. Estas epístolas revelan que había en Roma fieles amigos del Apóstol que le ayudaban en su obra misionera, entre estos estaban: Timoteo, Tíquico, Aristarco, y Juan Marcos. Nadie impedía a los amigos del apóstol que lo visitaran; mensajeros de Pablo ante las iglesias, eran también sus ayudantes en Roma. Gracias a ellos, y a pesar de su encarcelamiento, Pablo dirigía las misiones por todo el imperio.

Las epístolas de la cautividad revelan así mismo el celo de este embajador encadenado, y la entusiasta acogida que tenia su predicación (Ef. 6:20).

Enésimo, el esclavo fugitivo, fue uno de los frutos del trabajo personal del apóstol preso (Filemón 10), y que asimismo podía escribir a los Filipenses: “mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás” (Fil. 1:12-13). Nadie ignoraba ya por causa de quien él llevaba aquellas cadenas.

Había también entonces en Roma cristianos (posiblemente judaizantes) que se oponían a la obra de Pablo, pero aun así su oposición no perturbaba en absoluto la serenidad del preso, que por otra parte estaba seguro de que iba a ser liberado con todos los pronunciamientos favorables. Consideraba su cautiverio como el medio escogido por Dios mediante el cual podía cumplir aun mejor su comisión de embajador de Cristo.

Las cartas muestran, finalmente, que el preso no dejó de administrar las iglesias por correspondencia, refutando de manera particular las falsas doctrinas que surgían en Asia Menor. Las epístolas de la cautividad contienen la enseñanza mas completa de Pablo sobre la persona de Cristo, y sobre los propósitos eternos de Dios revelados en el Evangelio.

Aunque el libro de los Hechos concluye con el relato del cautiverio del apóstol Pablo en Roma, hay razones de peso para aceptar que el apóstol fue absuelto y liberado al cabo de dos años, y que volvió a viajar. Las razones: -Al destacar que nadie estorbaba la obra de Pablo, Lucas da la impresión de que el apóstol no estaba esperando su final. -El mismo Pablo esta persuadido de que será liberado. La actitud de las autoridades romanas hacia él le permitía abrigar esta certeza. –La persecución de Nerón no había comenzado todavía; cuando estallo, fue de manera repentina, sin que se hubiera podido preveer a causa de ningún tipo de animosidad oficial anterior. La ley romana seguía considerando a los cristianos como a judíos sectarios, que por ello estaban autorizados a practicar su religión.

Todo hace pensar que el tribunal imperial declaró inocente a Pablo y lo absolvió. Además, es indudable que Festo, el procurador de Judea, había enviado un informe favorable, y parece que los judíos no habían enviado a Roma a ningún acusador oficial contra Pablo.

Por lo cual podemos admitir que la apelación a Cesar tuvo como resultado la liberación de Pablo, y es posible, por las alusiones que figuran en las epístolas a Timoteo y a Tito, que después de ser puesto en libertad el apóstol se dirigiera, como había manifestado ser su intención, al Asia Menor y a Macedonia. Clemente de Roma (96 d.C.) afirma que los viajes de Pablo lo llevaron también hasta España.
Continuará…


Shalom.
José Carlos Castillo Zepeda.
Yasap
Imagen: San Pablo- Diego Velázquez.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Los Magos, Misión cumplida


¿Cuál era el propósito principal de estos magos? ¿Venir de tan lejos solo para conocer al rey de los judíos?, no, su propósito se lo declaran cuando preguntan por él. “venimos a adorarle”, ¡Que demostración de humildad de esos magos, sin ser judíos, y solo con el conocimiento de la profecía mesiánica estaban dispuestos a rendirle adoración! Por demás es mencionar que cada uno de nosotros los creyentes debemos tener ese mismo espíritu humilde y buscar continuamente adorar al Salvador con todo nuestro ser. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Su quietud fue interrumpida, ahora solo podía pensar en eso que los magos le habían dicho “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?” ¡Que temor mas grande para un rey, sentir que su trono está en peligro!, ¿Quién era este Herodes llamado el grande? Herodes era medio judío y medio edomita. Tenía sangre edomita en las venas. Se había hecho útil a los romanos en las guerras y en los levantamientos de Palestina, y confiaban en él.
Le nombraron gobernador en el año 47 a.C.; en el 40 a.C. había recibido el título de rey; y su reinado se prolongó hasta el año 4 a.C. Había ejercido el poder mucho tiempo. Se le llamaba Herodes el Grande, y en muchos sentidos merecía ese título. Fue el único gobernador de Palestina que consiguió mantener la paz e imponer el orden. Fue un gran constructor; fue el que construyó el templo de Jerusalén. Sabía ser generoso. En los tiempos difíciles reducía los impuestos para hacerle las cosas más fáciles al pueblo; y en el hambre del año 25 a.C. llegó hasta fundir su propia vajilla de oro para comprar trigo para el pueblo hambriento.
Pero había un fallo terrible en el carácter de Herodes. Era suspicaz hasta casi la locura, es decir sospechaba de todo mundo, sentía que todos buscaban la ocasión de destronarlo. Si sospechaba que alguien pudiera ser su rival en el poder, eliminaba a esa persona a toda prisa. Asesinó a su esposa Mariamne y a su madre Alejandra. Su hijo mayor, Antípater, y otros dos de sus hijos, Alejandro y Aristóbulo, también fueron asesinados por orden suya. Augusto, el emperador romano, había dicho amargamente que estaba más a salvo un cerdo de Herodes que un hijo de Herodes.
Algo de la naturaleza salvaje, amargada y retorcida de Herodes se puede ver en los preparativos que hizo cuando veía cerca la muerte. Cuando tenía setenta años, sabía que se iba a morir. Se retiró a Jericó, la más encantadora de todas sus ciudades. Dio órdenes para que se hiciera una recolección de los ciudadanos más distinguidos de Jerusalén, que los arrestaran con acusaciones amañadas y los metieran en la cárcel. Y dio orden de que en el momento en que él muriera, los mataran a todos. Dijo sarcásticamente que se daba cuenta de que nadie lloraría su muerte, y estaba decidido a que se derramaran lágrimas cuando él muriera.
Está claro lo que un hombre así sentiría temor de ser destronado de su reino cuando le llegó la noticia de que había nacido un Niño que estaba destinado a ser Rey. Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él porque Jerusalén sabía muy bien los pasos que daría Herodes para comprobar esa noticia y eliminar a ese niño. Jerusalén conocía a Herodes y temblaba esperando su inevitable reacción.
Rápidamente ideo su plan con el propósito de encontrar a ese niño y deshacerse de él.
Primero.- convocó a todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, es decir la aristocracia sacerdotal, y les preguntó dónde había de nacer el Cristo. La respuesta de los principales sacerdotes fue de acuerdo altexto de Miqueas 5:2. que dice: Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.
Una vez conocido el nombre de la ciudad donde nacería el Cristo (Ungido), prosiguió con su plan.
Segundo.- Llamó en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella, y como todo rey autoritario y con una piedad fingida y aprovechándose de la humildad de los magos, los envió a Belén para que investigaran acerca del niño,
Tercero.- Los envía a investigar para que según el, cuando lo encontraran, poder ir al niño y adorarle.
Los magos salieron, y continuaron su camino guiados por la estrella que habían estado siguiendo desde que salieron de su tierra, y al llegar a donde estaba el niño se regocijaron con grande gozo, gozo que debe haber en cada cristiano, no solo por haber encontrado a Cristo como Salvador, sino porque a partir de ahí, Cristo habita en cada creyente de por vida, y al estar frente al niño, no solo se postraron delante de él y le adoraron, sino que abrieron sus tesoros y le ofrecieron presentes: Oro, Incienso y Mirra.
Desde hace mucho tiempo se ha considerado lo apropiados que fueron los regalos que trajeron los sabios. Se ha visto en cada uno de ellos algo que armonizaba especialmente con alguna característica de Jesús y de Su obra.
I El oro es el regalo para un rey. Séneca nos dice que en Partia había la costumbre de que nadie se podía acercar al rey sin un regalo. Y el oro, el rey de los metales, era regalo apropiado para el Rey de los hombres. Haremos bien en recordar que Jesucristo es Rey.
II El incienso es el regalo para un sacerdote. ¿Por qué para un sacerdote? Era en el culto del templo y en sus sacrificios donde se usaba el dulce aroma del incienso. Recordemos que Cristo es Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec (He. 5:10) y su función es de abrir a los hombres el camino hacia Dios, camino que nos abrió por su propio sacrificio ofrecido una vez para siempre (He. 10:11-12). Y que gracias a ese sacrificio podemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia.
III La mirra es el regalo para uno que va a morir. La mirra se usaba para embalsamar los cuerpos de los muertos. Jesús vino al mundo para morir por nosotros como muestra del gran amor de Dios para con todos nosotros (Ro. 5:8; Jn. 3:16).
El oro para un rey, el incienso para un sacerdote, la mirra para uno que había de morir, estos fueron los regalos de los magos que, aun a los pies de la cuna de Cristo, predecían que había de ser el verdadero Rey, el perfecto Sumo Sacerdote y, por último, el supremo Salvador de los hombres.
Los magos lograron su tarea, encontraron al rey de los judíos y le adoraron, ahora ¿cumplirán la encomienda de Herodes? ¿Estaban dispuestos a informarle lo que les había solicitado?

Continuará...

Hno. Artemio A. Gonzélez Treviño


Imágen:Adoración de los magos-Diego Velázquez, 1619

martes, 10 de noviembre de 2009

Jonathan Edwards


(1703-1758)

Nació el 5 de octubre de 1703, hijo único de Timothy Edwards, pastor en East Windsor (Connecticut, EE.UU.), pequeña ciudad fronteriza. Gracias a su aguda inteligencia, poco antes de cumplir los trece años de edad ingresó en Yale College (1716), donde consiguió su licenciatura y doctorado (A.B., 1720, M.A., 1723).
Cuando tenía once años escribió un ensayo sobre las arañas voladoras, cuya exactitud sigue asombrando hoy día. En Yale descubrió la obra del filósofo inglés John Locke, Ensayo sobre el entendimiento humano, que motivó su propio pensamiento filosófico, digno de un pensador original y profundo. En mayo de 1724 fue nombrado tutor del colegio.
Durante seis meses, comenzando en agosto de 1722, predicó en la congregación Presbiteriana Escocesa de Nueva York. El 15 de febrero de 1727 fue ordenado pastor asociado de la iglesia en Northampton (Massachusettes), donde su abuelo era pastor. Al año siguiente contrajo matrimonio con Sarah Pierrepont de New Haven; un feliz matrimonio que iba a durar treinta años y dar a luz doce hijos.
Entre los años 1735 y 1737 su predicación dio como resultado un gran avivamiento espiritual en medio su congregación, que pronto se extendió a otros lugares. Fue un movimiento tanto social como religioso, de hecho una auténtica revolución que alcanzó a todas las colonias americanas. En esos años entabló una amistad profunda con George Whitefield , entonces predicador itinerante en América.
Después de aquella intensa actividad religiosa surgió una amarga y prolongada controversia acerca de las ideas de Edwards, que pedía unas bases más estrictas para la membresía de la iglesia, que las establecidas por su abuelo. El 30 de junio de 1750, después de veintitrés años de servicio, fue depuesto de su pastorado por un concilio de la iglesia reunido en Northampton. Entonces durante seis años trabajó como misionero entre los indios housatonic en Stockbridge (Massachusetts). Fue en este período que escribió sus obras más conocidas.
El 29 de septiembre de 1757 fue invitado a la presidencia de colegio o universidad de New Jersey (hoy Universidad de Princeton). Por aquel entonces la ciudad se encontraba en los inicios de un brote epidémico, que iba a afectar a Edwards a su llegada. A consecuencia de una segunda infección murió el 22 de marzo de 1758.
Aparte de sus numerosos escritos, y notas que aún siguen editándose, Edwards publicó la Vida y diario de David Brainerd (La Aurora, 1958), que produjo una impresión tan profunda en John Wesley .
Nunca se preocupó de la ortodoxia o la heterodoxia, aunque participó en muchas controversias contra el naciente arminianismo, sino que escribió sobre la religión en profundidad y extensión. Calvinista convencido enfatizó la influencia del corazón y las emociones. “En Edwards, como en Agustín, hay una combinación perfecta entre espíritu altamente intelectual y especulativo y una devoción a Dios en Cristo, a menudo extásica” (Paul Helm). Cabeza y corazón estaban firmemente unidos en su persona. “Jonathan Edwards, santo y filósofo, avivamentista y teólogo, destaca como la figura de suprema grandeza en la vida intelectual de la América colonia” (B.B. Warfield). “Ningún otro hombre es más relevante para la condición actual del cristianismo que Edwards. Quien desee sabe acerca del avivamiento verdadero, Edwards es el hombre a consultar” (D. Martyn Lloyd-Jones)

lunes, 9 de noviembre de 2009

Quédate con nosotros…




En Lucas 21:13 se comienza la narración de dos discípulos que se sentían tristes y confusos. De pronto, el Señor resucitado comenzó a caminar con ellos y les enseñó las Escrituras. Ellos comenzaron a sentir un ardor en sus corazones cuando Él les hablaba; pero sus ojos estaban cegados para que no le reconociesen. Cuando llegaron a Emaús, su destino final, le invitaron a quedarse ahí.
Así como con ellos, el Señor resucitado diariamente camina con nosotros, su presencia y su poder están obrando día a día en nuestras vidas, el camino de pronto se vuelve más sencillo, nuestro corazón se regocija al escuchar su voz, y el está ahí, dispuesto a mostrarnos la verdad por medio de su palabra, dispuesto a darnos aliento en el momento de la debilidad, dispuesto a hacernos más llevadero el camino que cada uno de nosotros tenga que andar.
Cuando llegue el momento, es necesario decir las palabras de aquellos discípulos: Quédate con nosotros. Verdaderamente quien ha probado el poder y la palabra de Jesús no puede dejar que la distancia se interponga entre él y el Salvador. Quédate con nosotros. Porque fuera del Señor no hay palabras de vida, y la vida en el mundo se convierte en un agobio constante. Quédate con nosotros. Porque sin Él nada somos, porque si nos atrapa la noche en la vereda y el cielo está cubierto, Él es la luz que guiará nuestros pasos por el camino que nos lleva a la paz de Dios. Porque un día no muy lejano, nuestros ojos serán abiertos y le veremos, y entenderemos todas aquellas cosas que en este mundo parecen no tener explicación; entonces escucharemos de viva voz la fuente del eco que hoy resuena dentro de nuestros corazones.


Bendiciones.

José A. Reyes.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Grato es decir la historia, (I love to tell the story)

Grato es decir la historia del celestial favor
de Cristo y de su gloria, de Cristo y de su amor.
Me agrada referirla, pues sé que es la verdad,
y nada satisface cual ella mi ansiedad.

¡Cuán bella es esa historia!
Mi tema allá en la gloria,
será la antigua historia
de Cristo y de su amor.

Grato es decir la historia que brilla cual fanal,
y en glorias y portentos no reconoce igual.
Me agrada referirla, pues me hace mucho bien.
Por eso a ti deseo decírtela también.

Grato es decir la historia que antigua, sin vejez,
parece al repetirla más dulce cada vez.
Me agrada referirla, pues hay quien nunca oyó
que, para hacerle salvo, el buen Jesús murió.

Trad. Juan B. Cabrera 1837-1916

La autora de este himno es Catherin Hankey, hija de un acaudalado banquero inglés. Desde temprana edad ella demostró un celo por compartir las Buenas Nuevas. Llegó a organizar clases de escuela dominical en varios barrios de Londres, tanto para gente obrera como para personas de alta sociedad. Un viaje al continente africano despertó en ella un gran amor por la obra misionera. A los 30 años de edad se enfermó gravemente, y durante su recuperación escribió un largo poema sobre la vida de Cristo. Su profundo amor por el mensaje de la Biblia se refleja en el himno que surgió de dicho poema: Grato es decir la historia.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Robert Raikes y la escuela dominical


Robert Raikes nació el 14 de septiembre de 1736 en Gloucester, hijo de Mary Drew y Robert Raikes, un editor de periódicos. Bautizado según el rito anglicano, fue un devoto cristiano durante toda su vida. En diciembre de 1767 contrajo matrimonio con Anne Trigge con quien tuvo diez hijos, siete mujeres y tres varones. Robert Raikes falleció el 5 de abril de 1811.
Como surgió la Escuela Bíblica Dominical?
La Escuela Bíblica Dominical es una gran bendición para el pueblo de Dios. Es el más importante y directo recurso de enseñaza cristiana que, infelizmente hoy sufre enorme negligencia por parte de muchas iglesias.Como institución, la Escuela Bíblica Dominical no tiene dueño, ni es propiedad de ninguna denominación religiosa y, por ser evangélica, abarca todas las denominaciones eclesiásticas. Históricamente la Escuela Bíblica Dominical tiene más de 200 años, pero en la práctica su semilla ya había sido lanzada 5000 años antes por los israelitas.Todo empezó en el año 1780, en una ciudad llamada Gloucester, Inglaterra.Un periodista cristiano llamado Robert Raikes no aceptaba la idea de que los niños pobres de la ciudad no disfrutaran de una enseñanza básica que contribuyera a una buena formación educacional.Los días domingos se ponía a observar desde su ventana a los niños pobres, andrajosos, sucios que infestaban las calles y provocaban desórdenes, causando disturbios en la vida urbana, transformando las calles en escuelas de vicio y maldad.Los padres de los niños, por descuido y por extrema miseria, no se incomodaban con esta situación, pero Robert Raikes, que ocupaba muchos de estos niños durante la semana en la venta de su periódico, se preocupaba por el destino y suerte de aquellos pequeños que más tarde se transformarían en ladrones, homicidas, falsificadores y que el gobierno inglés deportaba para las Indias, Oceanía, alejándolos así del medio social.En los puertos marítimos, Raikes observaba viejos y jóvenes que serían deportados, otros hasta ejecutados, y su corazón se angustiaba por recordar que nada había hecho para evitar aquello. Por varios años meditó y estudió viendo lo que podría hacer para mejorar la vida de los niños y su futuro.Cierto día, convidó a los niños que le vendían periódicos y les presentó las grandes ventajas de estudiar algo útil. Habló con ellos de la necesidad de la moral y después les enseñó a leer y hacer algo de importancia para sus vidas en aquellos días.De esta manera, ya tuvo una buena cantidad para el primer domingo y solicitó a los niños que llevasen a otros niños la próxima clase.El segundo domingo tenía el doble de asistencia, y así sucedió el tercer domingo en adelante. Luego después tuvo él que organizar varias clases con el auxilio de otros profesores.Raikes recibió críticas y pasó a ser llamado: "maestro de andrajosos", "padre de los harapientos", “profesor de mendigos", "bienhechor de los pobres".En 1787, siete años después, la escuela de Raikes era recomendada por los obispos de la iglesia oficial del Estado, pues su escuela alcanzaba ya los 20.000 alumnos.El entusiasmo por la organización fue esparcido por todas las clases sociales, pues los resultados eran patentes y reales.La propia Reina de Inglaterra fue informada de los cambios sociales que ocurrían en su reino, y Raikes fue llamado oficialmente al Palacio Real para exponer su proyecto, el cual de esta fecha en adelante pasó a recibir muchas contribuciones por parte de los ricos, lo que hizo que otras escuelas fueran creadas, produciendo frutos abundantes en la vida de los niños, cambiando así toda una sociedad.Por esto, Robert Raikes actualmente es conocido como el fundador de la Escuela Dominical, sin embargo el la había creado con métodos sencillos y modestos, muy distintos de la escuela dominical de hoy que ha pasado por varias transformaciones, siempre en busca de mejoramientos.Muchas Iglesias Evangélicas empezaron y otras se están iniciando través los trabajos con niños. Infelizmente hay iglesias que están siendo cerradas por no cuidar una organización tan importante como la Escuela Bíblica Dominical, pero, por la gracia de Dios, otras iglesias continúan creciendo y siendo bendecidas porque no descuidan de esto valioso medio de crecimiento espiritual. ¡Alabado sea Dios por la Escuela Bíblica Dominical!

miércoles, 4 de noviembre de 2009

La visita de los Magos, Mateo 2:1-2


Mateo continúa con el propósito principal de su libro, convencer al pueblo judío, de que Jesús es el Mesías prometido y en el capítulo 2 narra la historia de unos magos. 2:1-12

1Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. 3Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. 4Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5Ellos le dijeron: en Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:6Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel. 7Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; 8y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. 9Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. 11Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
12Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

¿Quiénes eran estos magos? tenemos que distinguir el termino correcto con que Mateo habla de estos magos, ya que si bien es cierto que frecuentemente se designa en la RV magos a quienes practican el ocultismo. Sin embargo, no se usa en forma técnica y consecuente, sino como traducción de diferentes palabras hebreas; por ejemplo, el vocablo traducido por mago en Gn. 41 también aparece en Ex. 7.11, 22; 8.7, 19 y 9.11, pero aquí se traduce por «sabios» o «hechiceros».
Originalmente los magos eran una tribu de Media que ejercía en la religión persa la función sacerdotal. Puesto que estos sacerdotes se interesaban en la astronomía y la astrología, los griegos llamaban magos o sabios a los filósofos, sacerdotes y astrólogos,
Podemos notar que en tiempos de Daniel, el nombre de mago se aplicaba a una tribu sacerdotal o bien a un grupo de sabios de los que Daniel llegó a ser jefe (Dn 4.9). Aunque tenemos que diferenciar que la habilidad de Daniel procedía de Dios, aunque los paganos le consideraban como mago.
La Biblia prohíbe toda práctica de Magia (Ex 22.18; Lv. 19.26, 31; 20.6, 27). Mateo al usar la palabra mago se refiere a los que tienen sabiduría especial, Los magos de Mateo 2 debieron ser naturales de algún país como Persia, Arabia o Babilonia donde habían vivido judíos desde hacía muchos siglos (cf. 2 R 17.6), y donde se conocería la profecía de la «estrella de Jacob» (Nm 24.17 Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel, Y herirá las sienes de Moab, Y destruirá a todos los hijos de Set.), que formaba parte de la esperanza mesiánica, ¿Por qué decimos esto? Porque en el versículo 2 ellos llegan preguntando: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el Oriente.
¿Cuántos eran? ¿Cómo se llamaban? ¿Cómo eran? ¿Cómo se transportaban?, según la tradición pagana (No cristiana), dice que eran 3, que se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres con diferente tipo de piel y vestimenta, que se transportaban uno en caballo, otro en camello y otro en elefante, pero bíblicamente ninguna de estas cuatro cosas son reales, Dios en su palabra nos dice que eran unos sin decir cuantos, que venían de oriente y hasta ahí. Ni aún la historia lo corrobora, pero lo que si nos dice la historia en cuanto a este precioso acontecimiento del nacimiento de Cristo es lo siguiente:
En aquellos días de la antigüedad, todo el mundo creía en la astrología. Creían que se podía predecir el futuro por las estrellas, y creían que el destino de una persona quedaba decidido por las estrellas bajo las que nacía. No es difícil de comprender cómo surgió esa creencia. Las estrellas siguen cursos invariables; representan el orden del universo. Y entonces, si repentinamente aparecía alguna estrella brillante, si el orden invariable de los cielos se quebrantaba por algún fenómeno especial, parecía como si Dios estuviera interviniendo en Su propio orden, y anunciando algo muy especial.
No sabemos cuál fue la brillante estrella que vieron aquellos antiguos Magos. Se han hecho muchas sugerencias. Hacia el año 11 a.C., el cometa Halley estuvo visible cruzando brillantemente los cielos. Hacia el año 7 a.C. hubo una brillante conjunción de Saturno y Júpiter. En los años 5 a 2 a.C. hubo un fenómeno astronómico inusual. En esos años, el primer día del mes egipcio, Mesori, Sirio, la estrella perro, salió helicalmente, es decir, al amanecer, mostrando un brillo extraordinario. Ahora bien, el nombre Mesori quiere decir el nacimiento de un príncipe, y para aquellos antiguos astrólogos tal estrella querría decir indudablemente el nacimiento de algún gran rey. No podemos decir cual fue la estrella que vieron los Magos; pero su profesión consistía en observar los cielos, y algún brillo celestial les anunció la entrada de un gran Rey en el mundo.
Puede que nos parezca extraordinario el que aquellos hombres iniciaran un viaje desde Oriente para encontrar a un rey; pero lo extraño es que, precisamente en el tiempo en que nació Jesús, hubo en el mundo un sentimiento extraño de expectación de la venida de un rey. Hasta los historiadores romanos lo sabían. No mucho tiempo después, Suetonio podía escribir: «se había extendido por todo el Oriente una vieja creencia establecida de que estaba programado para aquel tiempo que vinieran hombres de Judea a regir el mundo» (Suetonio: Vida de Vespasiano 4: 5). Tácito nos habla de la misma creencia de que «había una firme convicción... de que por este mismo tiempo el Oriente habría de tener mucho poder, y gobernantes que vinieran de Judea adquirirían un imperio universal» (Tácito: Historias, 5: 13). Los judíos tenían la creencia de que «hacia ese tiempo uno de su país se convertiría en el gobernador de todo el mundo habitado» (Josefo Guerras de los judíos, 6: 5, 4). En un tiempo ligeramente posterior encontramos a Tirídates, rey de Armenia, visitando a Nerón en Roma acompañado con sus Magui (Suetonio: Vida de Nerón 13: 1). Encontramos a los Magui en Atenas sacrificando en memoria de Platón (Séneca: Epístolas, 58: 31). Casi por el mismo tiempo en que nació Jesús encontramos al emperador Augusto aclamado como el Salvador del Mundo; y Virgilio, el poeta latino, escribe en su Cuarta égloga, que se conoce como la Égloga Mesiánica, acerca de los dorados días por venir.
No tenemos ni la más mínima necesidad de pensar que la historia de la llegada de los Magos a la cuna de Cristo sea simplemente una preciosa leyenda. Es exactamente la clase de cosa que podía suceder fácilmente en aquel mundo antiguo. Cuando vino Jesucristo, el mundo estaba en una ansiedad de expectación. La humanidad estaba esperando a Dios, y el deseo de Dios estaba en sus corazones. Habían descubierto que no podían construir la edad de oro sin Dios. Fue a un mundo en expectativa al que vino Jesús; y, cuando vino, los fines de la Tierra se reunieron a Su cuna. Fue la primera señal y símbolo de la conquista universal de Cristo.

Dios les Bendiga.


Hermano Artemio A. González T.

martes, 3 de noviembre de 2009

Apóstol Pablo, Viaje a Roma


Estando Pablo preso en Cesárea, apeló a Cesar, por lo que después de haber hablado con el rey Agripa, Pablo fue mandado a Roma, para que el Cesar juzgara su causa. Pablo y otros fueron confiados a un centurión llamado Julio, de la corte augusta, el centurión trató humanamente a Pablo, también Lucas y Aristarco de Tesalónica acompañaban al apóstol.
El grupo se embarcó en Cesárea en una nave, que iba a efectuar una navegación por la costa del Asia Menor. Embarcaron en Sidón, y llegaron a Mira, en Licia. En este puerto el centurión hizo subir a los presos a una nave mercante de Alejandría que partía para Italia. Después de unos días de navegación, y de haber arribado en Buenos Puertos, se hacía peligrosa la navegación, y el tiempo era amenazador, por lo que Pablo dio el consejo de permanecer en Buenos Puertos, pero el centurión escucho al capitán y al armador de la nave y no a Pablo. Querían invernar en Fenice un puerto mejor situado, mas al oeste de la costa de Creta.
Cuando la nave abandonó Buenos Puertos se abatió sobre ellos un furioso viento, que los echó hacia el sur de la isla de Claudia, que se llama actualmente Gozzo. Aligerando la nave de todo el peso o carga posible, soportaron el vendaval durante dos semanas. El apóstol mantuvo la calma y subió los ánimos de la tripulación y de los pasajeros: un ángel de Dios se le había aparecido y le había asegurado que todos llegarían a tierra sanos y salvos.
A la decimocuarta noche, la sonda revelo la proximidad de la tierra, y por miedo a los escollos (peñascos o rocas que están a flor de agua o que no se ve bien), echaron cuatro anclas, y esperaron a que se hiciese de día. Ya al alba, vieron una ensenada con una playa, habiendo cortado los cables de las anclas, intentaron llegar allí izando la vela de proa, para varar la nave en la arena, pero la proa había quedado encallada en la arena, y la popa se abría ante el embate de las olas.
Tripulación y viajeros saltaron al agua. Todos se salvaron. La predicción de Pablo se había cumplido. El valor de Pablo, su fe, el ascendiente que su calma ejerció sobre los demás, todo ello nos muestra lo que debiera ser el comportamiento de un cristiano ante el peligro.
Los náufragos habían sido arrojados sobre la isla de Melita (Malta). Los isleños testimoniaron su bondad a los desventurados viajeros, y dieron grandes honores a Pablo cuando él sano a numerosos malteses. Tres meses más tarde, el centurión hizo subir a soldados y presos a una nave alejandrina, esta nave, que había invernado en Malta, llego a Siracusa, Regio y, finalmente, a Puteoli, puerto de la Italia meridional.
Pablo recibió permiso para pasar siete días con la comunidad cristiana de Puteoli. Al enterarse de la llegada del apóstol, los cristianos de Roma enviaron a hermanos a su encuentro. Pablo se encontró con ellos en el Foro de Apio y en Tres Tabernas, localidades situadas cerca de Roma.
El centurión entregó a los presos al prefecto militar, Pablo entonces, fue encadenado de su brazo derecho al brazo izquierdo de un soldado, y se le autorizo alquilar una casa donde pudiera estar, en vez de permanecer preso en una celda de cárcel, y teniendo libertad de ser visitado por los hermanos de Roma.
Las apelaciones a Cesar implicaban un largo proceso, por lo que después de dos años, Pablo esperaba aún la decisión del tribunal (Hechos 28:30).

Continuará…

Shalom.

José Carlos Castillo Zepeda.

Yasap

Imagen: Pablo escribiendo sus cartas, obra del siglo XVII

lunes, 2 de noviembre de 2009

Deja que los muertos…


Se acerca el “tradicional” día de muertos, fecha en que la gente acude a los panteones a visitar la tumba de algún ser querido, algunos las arreglan, otros más allá de eso, se postran, hacen rezos y hablan ante la tumba de esa persona, pensando que los escucha, otros les dejan alimentos creyendo que los muertos se levantarán para comer (aunque la verdad es que esos alimentos se los comen los vivos). Algunos lo hacen por ignorancia; otros lo hacen aun conociendo la verdad. Pero… ¿Qué nos dice la Biblia acerca de los muertos?
En génesis 2:7 dice que Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida (esto es dándole un espíritu de vida). Eclesiastés 12:7 dice que el polvo vuelve a la tierra como era y el espíritu vuelve a Dios que lo dio. El mismo David platicando con Dios le dijo: ¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? (salmo 30:9)
Uno de los que querían seguir a Jesús le dijo: Señor, déjame primero que vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú vé y anuncia el reino de Dios (Lc. 9:60). Dios quiere que nosotros le adoremos, alabemos y glorifiquemos; y que anunciemos su Verdad, Él quiere que ganemos almas mientras nos da la vida aquí en la tierra. El único Dios verdadero, el Dios todopoderoso, el Dios vivo se agrada de que, en vida, le demos la honra y gloria que sólo Él merece, porque por su voluntad existen todas las cosas, y por su voluntad fuimos nosotros creados. Él nos ha llamado a salvación,
¡Gracias a Dios por ello!
Amados hermanos, yo los invito a
alabar, glorificar y a anunciar la palabra
de Dios con nuestras vidas

Esperando que estas palabras
hayan sido de Bendición a sus vidas,
me despido:

Hermano José Juan Vázquez G.

sábado, 31 de octubre de 2009

Para cantar tu gloria


Quiero cantar
el coro que junto a mi se expande,
una armonía diferente
que a mis oídos embeleza,
naturaleza,
el trueno del murmullo
a los rincones,
los del alma;
yo, con los ojos nulos
por los tonos del sonido,
absorto quedo
ante la magnitud,
soy el principiante que las notas aprende
do-re-mi-fa-sol,
mas no me alcanza,
porque para cantar tu gloria, Señor,
se precisa la voz del viento,
cantar un madrigal al alba
o la sonata de la lluvia crepitando
en la espesura del desierto;

para cantar tu gloria, Señor,
hace falta ser menos yo
y ser más tú por dentro.

J. A. Reyes

viernes, 30 de octubre de 2009

Hermano Matías Medellín Cruz

Jehová es mi pastor, nada me faltara

Nuestro hermano tiene 32 años de casado, “y nunca me he peleado con mi esposa, ella es muy franca pero no tiene el carácter fuerte”, comenta. Los dos siempre han coincidido en su manera de pensar y actuar, su misma fe y entrega diaria es lo que ha permitido hasta trabajar juntos en el negocio. Su fe en Dios es lo que los ha mantenido confiados aun y antes de casarse, la hermana Rosario le decía que si no tenia un trabajo estable, cuando llegara el momento de retirarse no contaría con una pensión, razón por la cual trabajo por un poco de tiempo en una empresa. “Muchas veces predicamos la fe en Jesús, pero con nuestros hechos la negamos, porque si El alimenta a los pajarillos, cuanto mas a sus hijos”. Solo 2 años trabajo en esa empresa donde contaba con buenas prestaciones, pero aun desde ese tiempo Dios proveyó lo suficiente para sostener a su esposa y a sus 4 hijos, “Dios ha cumplido su promesa de suplir todo cuanto nos falte, siempre lo ha hecho”. Anteriormente tenía un taller de soldadura, época en que pudo gozar de opulencia, por lo cual está agradecido con Dios, opulencia que hoy no es igual ya que en ocasiones batalla un poco con el taxi.

La enseñanza de hace dos miércoles le hizo recordar que muchas veces nos desvelamos haciendo otras cosas y pensó: “Yo lo hago solo para sostener mi hogar”. Hoy en día el trabaja de 4 pm. a 7 am. todos los días y por si esto no fuera poco, aun llega a ayudarle a la hermana en el negocio, donde nada mas termina y busca la oportunidad para poder descansar y dormir, si!!!! Allí mismo en el mercado!!!!. “Estoy contento por las cosas en las que Dios ha obrado en mi vida y si escogí este horario de trabajo es solo pensando en el compromiso que yo tengo con mi familia, como cabeza de mi hogar.”

Una de las cosas que más lo hacen recapacitar es la experiencia acerca del peregrinar en esta vida. “Si no tenemos trabajo, pedimos por el y después cuando Dios nos escucha y nos da lo que pedimos, en este caso trabajo, dejamos de congregarnos por causa de este”. 55 años en el camino de Señor le han permitido ver y aprender muchas cosas. Muchas veces el que trae la enseñanza nos dice: “No se duerma hermano” pero en ocasiones es difícil no hacerlo y menos cuando se pasa toda la noche y parte de la mañana trabajando. ¿Y entonces a que hora duerme hermano?...”Es lo que todos preguntan”, responde. El ha podido sobrellevar esto ya que solía tener turnos muy largos cuando tenia su taller, esto le ha permitido laborar en ese horario.

Cuando nuestro hermano era joven escuchaba predicar a Carlos Ruiz, el misionero y su hijo en los principios de esta obra, mientras en los compañerismos compartían la palabra de Dios al Hno. Abel, Hno Lalito (padre), Hno Abraham Reina, Hno Julián, Hno Anselmo, Hno Baldo Barrón, Hno Lujano entre otros. En aquel tiempo nuestra iglesia también contaba con una gran asistencia, pero como en todos lados hay problemas porque Satanás trabaja para deshacer la obra, desanimando a unos, alejando a otros y muchos de ellos dejaron de asistir.

A medida que pasa el tiempo la iglesia va siendo mas tolerante con las cosas que suceden, no tomando en cuenta las virtudes o las acciones que deberíamos llevar a cabo como cristianos no solo en teoría, era tan diferente a como se llevaba a cabo un compromiso (de matrimonio o de cualquier índole), presentaciones de niños, quinceañeras, etc…… ¿será acaso que ya nos estamos conformando a este siglo? ¿Será que las cosas que desagradan a Dios ya las vemos como cosas “normales” “En ocasiones hay cosas que nos molestan” dice el hermano, “pero Rosario dice: Venimos a alabar a Dios, deja ese asunto en sus manos” a lo que pronto el le contesta: “No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”, refiriéndose a lo que Dios le agrada o desagrada.

Nuestro hermano considera al apóstol Pablo como la típica persona que conoce a Cristo, que piensa que todo lo que hace esta correcto, pero cuando Dios obra en su vida se da cuenta de cuán equivocado estaba. Su texto favorito es el Salmo 23:1 Jehová es mi pastor, nada me faltara… pues el ha visto la mano de Dios en su vida y como hasta la fecha nunca le ha faltado nada de las cosas que necesita.

Una de las situaciones mas difíciles por las que ha pasado es el desanimo de su hijo, que ha raíz de otros problemas se presento. Nuestro hermano siempre ha respetado las decisiones de sus hijos, pero siempre aconsejándolos, tratando de ser ese apoyo para ellos. “Mejor es empezar paso a pasito en el Camino del Señor, para que cada momento nos vallamos fortaleciendo y cuando vengan pruebas fuertes a nuestras vidas, no sean tan difíciles de superar. Somos peregrinos, nuestra vida es como niebla y hay que estar conscientes de que vendrán situaciones adversas a nosotros. Debemos siempre estar preparados para responsabilidades futuras como individuos independientemente si somos hombres o mujeres, pues no sabemos cual sea la tarea que esta planeada por Dios para nosotros”.

Y para finalizar y cambiar un poco el tema y tomando otro que casi a todos nos gusta…el de la comida!!!!! ….Los platillos favoritos del hermano Medellín son la milanesa, la papa lampreada, chuletas de puerco y las “migas con huevo” que son sus predilectas, las disfruta tanto que en ocasiones a la hora de comer la hermana le dice: “¿quieres otra vez lo mismo?” y el le dice: “Tu hazlas y se acabo el problema”….y como diría mi hermanito José Arnulfo….¡¡¡Buen Provecho!!!


Hna. Ana Edith Gaspar Rodríguez

Hefzi-ba

Apóstol Pablo, En Jerusalén; arresto; encarcelamiento en Cesarea (continuación)


Cuando los representantes del sanedrín comparecieron ante Félix, acusaron a Pablo de sedición, de profanación del templo, y se quejaron de que Lisias les había arrebatado a su prisionero, por lo que Pablo refuto estas acusaciones. Conociendo la nueva doctrina, que era la verdadera causa del litigio, y dándose cuenta de que el acusado era inocente, Félix aplazo la vista de la causa con el pretexto de obtener de Liasias unos informes suplementarios. Por lo que Pablo quedo preso, pero podía recibir visitas de sus amigos.
El procurador y Drusila, su esposa judía, quedaron impresionados por lo que Pablo afirmo acerca de la fe en Cristo, sus solemnes palabras parecen haber hecho temblar a Félix, quien prometió volverlo a llamar. El gobernador esperaba también que Pablo comprara su libertad, a lo que el apóstol no accedió.
Cuando Porcio Festo sucedió a Félix, hacia ya dos años que Pablo estaba encarcelado, los judíos esperaban que el nuevo procurador accediera a sus deseos, pero este rehusó hacer subir a Pablo a Jerusalén, y exigió que sus acusadores fueran a Cesarea. Pablo compareció de nuevo ante ellos, y proclamo su inocencia. Deseoso de complacer a los judíos, Festo propuso a Pablo ser juzgado en Jerusalén, pero Pablo, dándose cuenta de que los judíos se aprovecharían para darle muerte si subía a Jerusalén, el apóstol, basándose en su condición de ciudadano romano, apelo al Cesar, y el procurador, al quedar con ello fuera de la causa, tenia que enviar al preso a Roma.
En medio de estos acontecimientos, Agripa II, biznieto de Herodes el Grande, llego a Cesarea con su hermana Berenice, sin duda para felicitar a Festo por su nombramiento de procurador. Estando él un poco versado en las controversias entre los judíos, y teniendo que enviar al emperador un detallado informe de la causa, Festo hablo a Agripa acerca de Pablo, que quiso oírle. Al día siguiente, el procurador hizo comparecer a Pablo ante el rey, el conocimiento que tenia Agripa de los asuntos judíos seria de ayuda a Festo para redactar su informe al emperador.
Las características de la defensa de Pablo ante Agripa fueron el tacto, la elocuencia, y el valor. Dando un relato de su vida, el preso mostró que él había buscado obedecer al Dios de Israel, y que su apostolado cristiano, era un cumplimiento de las antiguas profecías, entonces Festo, interrumpiendo a Pablo, le dijo que estaba loco, el Apóstol apeló al rey Agripa, entonces el rey se encasillo en su papel de observador de lo que estimaba como un nuevo fanatismo, y respondió irónicamente: “Por poco me persuades a ser cristiano”. Sin embargo, dijo que Pablo era inocente, y que hubiera podido ser puesto en libertad si no hubiera apelado a Cesar.


José Carlos Castillo Zepeda.
Yasap

La encarnación de Cristo (Mt. 1:18-25)


Recordemos que el propósito principal de Mateo, es el de convencer al pueblo judío, de que Jesús es el Mesías prometido. Le dice a José que María daría a luz un hijo, que este había sido engendrado por el Espíritu Santo, le aclara cual será su nombre JESÚS (Salvador), porque él salvaría a su pueblo de sus pecados. Tal vez aquí radica el error del pueblo judío, ya que ellos esperaban a un rey, un rey con toda pompa como generalmente la tenían los reyes de la tierra; pero Cristo, les dice Mateo, no era ese salvador que los habría de librar del pueblo romano como ellos lo esperaban, sino que los salvaría de sus pecados, es decir de la ira venidera, de la condenación. Y para que no hubiera lugar a dudas, les explica que el nacería de una virgen, de acuerdo a lo dicho por el profeta Isaías 7:14, de una virgen, es decir de una doncella que aún no hubiera conocido varón, por eso recordemos que María había concebido del Espíritu Santo, antes que se juntase con José. Que significaba este nacimiento además de cumplir las escrituras:
1.- Había de nacer de una virgen para ser manifestado en carne y mostrar pureza espiritual.
2.- Para mostrar que Cristo es el Salvador y mediador entre Dios y los hombres, ya que el nombre que se le da es Emmanuel (Dios con nosotros), participando de nuestra naturaleza e interesado en nuestra salvación.
Despertando José del sueño. Hizo como el angel del Señor le había mandado, obedeció a la voz de Dios dicha por el angel, y recibió a María, se caso con ella, pero no la conoció, hasta que dio a luz a su hijo primogénito, a Cristo Jesús, el Salvador del mundo, el primer paso para que Cristo hiciera su obra en este mundo estaba hecha, Cristo Jesús había nacido en carne, recordemos el ya existía el es ayer y hoy y por los siglos, no empezó a existir cuando vino en carne, él ya existía desde el principio. Que gran bendición no solo para el pueblo judío sino para todo ser humano, ya que al nacer el Hijo de Dios, nacía la esperanza de que el hombre pudiera reconciliarse con Dios.

Continuará...
Hno. Artemio A. Gonzélez Treviño

De haberme revelado


De haberme revelado su gracia el por qué,
por qué fui rescatado,
tan malo;
no lo sé.

Porque sé a quien yo he creído,
y estoy seguro que podrá
siempre guardar lo que le he confiado,
hasta aquel día final.

De haberme impartido tan salvadora fe,
que tanta paz me ha traído,
el cómo;
no lo sé

De la obra del Espíritu,
por quien de ver eché, mi culpa
y quien me salva,
el cómo;
no lo sé.

Que bienes y que pruebas de Dios recibiré;
los días que me quedan sin verle;
no lo sé.

Que vuelva Cristo en gran poder,
tranquilo esperaré,
que duerma en Él
o vivo aún le encuentre;
no lo sé.


Daniel W. Whittle
Traducción: Tm M. Westrup

Hermano Matías Medellín Cruz

Jehová es mi pastor, nada me faltara
Con mucho entusiasmo y muy puntual nos esperaba el hermano Matías Medellín Cruz para contarnos un poco acerca de su vida. El nació un 24 de febrero de 1954, aquí en Monterrey, Nuevo León, sus padres son José Medellín Velázquez (quien ya falleció) y Juana Cruz Ramos. Tiene 9 nueve hermanos quienes son: Santiago, Eulogio, Ester, Eloísa, Juan, Timoteo, Elva, Oralia y Benito.
Cursó sólo la escuela primaria y en compañía de sus amigos Francisco García y Efraín Izaguirre le gustaba jugar futbol, que es su deporte favorito, el cual solo practico un poco.
Electricista y soldador de oficio, pero en la actualidad labora como taxista y comerciante.
Desde niño había asistido a diferentes templos, con el ejemplo de su abuela que ya desde el rancho era miembro en una iglesia, después su madre quien también fue ese apoyo y guía para que el permaneciera en el Camino del Señor. En 1960 se congrego en la iglesia El Buen Salvador en la colonia Talleres, después en el ’72 asistió a la iglesia en la 16 de septiembre, donde la hermana Rosa Sandoval, quien era maestra en la escuela dominical, le hablo de Cristo y fue salvo. En ese entonces nuestro hermano Matías Amador pastoreaba esa iglesia. Nuestro hermano Medellín se congrego en ese lugar por un lapso de un año.
Después por algunos meses estuvo un poco alejado, pero no pasó mucho tiempo y en el ’74 empezó a congregarse aquí en nuestra iglesia. Asistía sólo, en algunas ocasiones le acompañaban su mamá o alguno de sus hermanos. Aquí conoció a la hermana Rosario Medina Martínez en el ’75, ella ya se congregaba aquí, así paso el tiempo y 31 de diciembre pero de 1977 contrajeron nupcias, presidiendo la ceremonia nuestro pastor. Sus hijos son: Rut, Magda, José y Daniela, tiene dos nietas, Febe y la bebecita Chelsea (a quien apenas la semana pasada conoció).
Recuerda con cariño a algunos hermanos que se congregaban por esas fechas: María Concepción, Paty Carrizales, la hermana Josefina, el hermano Felipe, los hermanos Alonso y Carlos Ruz, algunos de los cuales ya no se congregan aquí. “Las personas que se la pasan de una iglesia a otra, la mayoría de las veces se desaniman porque no pueden encontrar la iglesia perfecta, tristemente a lo único que llegan es a “quedar en nada” y a alejarse de Dios”, menciona el hermano. “Cuando estamos en el Camino del Señor algunas veces cometemos grandes errores y pecados, sabemos que Dios perdona nuestros pecados pero lamentablemente habrá consecuencias por nuestras equivocaciones. Uno siempre tiene que poner de su parte para que nada nos aleje de Dios y estar concientes que a Él no lo podemos engañar”.

Continuará…

Hna. Ana Edith Gaspar Rodríguez

Hefzi-ba

Apóstol Pablo, Arresto y encarcelamiento


El profeta Agabo había profetizado que Pablo seria arrestado y maltratado en Jerusalén, y no tardo en hacerse realidad esta predicción de este profeta.
Los hermanos de Jerusalén le dieron una buena acogida al apóstol Pablo y a sus colaboradores, quienes al día siguiente de su llegada, fueron a visitar a Jacobo, el hermano del Señor; se encontraron también con todos los ancianos de la iglesia, quienes recordaron al apóstol Pablo que numerosos cristianos procedentes del judaísmo habían oído decir que él no observaba la ley de Moisés.
Los hermanos le propusieron que diera en el mismo templo una prueba espectacular de su fidelidad a las costumbres judías, encargándose de cumplir las prescripciones y de pagar los gastos implicados en la liberación del voto de cuatro nazareos. Pablo consintió en ello, para no tener conflictos con los judíos, aunque el mismo Pablo enseñaba que ningún convertido de los gentiles tenia que observar las ordenanzas de la ley mosaica, y que ningún cristiano de origen judío estaba ya obligado a seguir las costumbres tradicionales. Sin embargo declaraba que no se debía condenar a los judíos que quisieran conservar su fidelidad a la ley de Moisés y se reservaba, para si mismo, la libertad de observar estas practicas, o de renunciar a ellas, según las circunstancias.
Al asentir a la petición de los ancianos, Pablo no era incoherente, sin embargo esta acción no tuvo un buen fin, pues, unos judíos de Asia, al ver a Pablo en el templo, lo acusaron falsamente de haber introducido gentiles dentro del templo, y amotinaron al pueblo, afirmando que el fariseo tránsfuga había estado enseñando a los judíos de la diáspora a menospreciar el templo y a violar la ley (Hch. 21:27-29). Pablo hubiera sido seguramente muerto si el tribuno de la compañía de la guardia romana, Claudio Lisias, no hubiera intervenido con presteza junto con sus soldados.
El apóstol Pablo, atado con dos cadenas, fue llevado a la torre Antonia, pidió entonces, antes de ser introducido en ella, permiso para dirigirse a la multitud. Sorprendido al constatar que Pablo hablaba en griego y que no era un egipcio sedicioso, si no un judío de Tarso, el tribuno le permitió que se dirigiera al pueblo; el apóstol Pablo hizo su discurso en arameo, haciendo recuerdo de su juventud, y refiriendo su conversión y vocación, entonces, la multitud empezó a gritar ¡A muerte! ¡A muerte! En cuanto Pablo hizo mención de la oferta de salvación a los gentiles.
Lisias le hizo entrar entonces en la torre Antonia para someterlo a interrogatorio. Al saber que se trataba de un ciudadano romano, el tribuno desistió de hacerlo azotar, y ordeno a los principales sacerdotes que convocaran al sanedrín al día siguiente para hacer comparecer ante ellos al preso.
Pablo no podía esperar ningún juicio equitativo de parte del tribunal supremo de los judíos, y si el sanedrín condenaba al prisionero, Lisias debería abandonarlo en sus manos.
El apóstol Pablo tuvo la habilidad de dividir a sus enemigos, a fin de defender su vida, recordó su calidad de fariseo, diciendo que en el fondo estaba siendo sometido a juicio a causa de su doctrina de la resurrección. El reciproco odio entre fariseos y saduceos era aun mas profundo que el que ellos tenían hacia Pablo, por lo que de inmediato se dividieron en dos bandos. Temiendo que el preso pudiera perder la vida entre las dos partes en la audiencia, el tribuno ordeno a los soldados que devolvieran a Pablo a la torre Antonia.
El Señor se apareció a Pablo a la noche siguiente, y le dijo: “Ten animo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifique también en Roma”. Esta promesa se iba a cumplir de una manera muy inesperada, unos cuarenta judíos hicieron gestiones para que Pablo compareciera de nuevo ante el Sanedrín, se comprometieron a darle muerte, pero un sobrino de Pablo informo a su tío y al tribuno. Lisias envió entonces a Pablo con una fuerte escolta a Cesárea, residencia de Félix, el Procurador, a quien el tribuno envió una carta, enterándose que el acusado era un Judío de Cilicia el Gobernador lo quiso interrogar antes de la llegada de los acusadores, y lo hizo guardar en el pretorio que había sido antes el palacio de Herodes…


José Carlos Castillo Zepeda.
Yasap

Christmas Evans, El predicador tuerto



Se cuenta que en cierto lugar tres predicadores tenían que hablar, siendo Evans el último. Era un día de mucho calor, los dos primeros sermones fueron muy largos, de modo que todos lo oyentes estaban indiferentes y casi exhaustos. No obstante, después, cuando Evans llevaba unos quince minutos predicando sobre la misericordia de Dios, tal cual se ve en la parábola del Hijo Pródigo, centenares de personas que estaban sentadas en la hierba, repentinamente se pusieron de pie. Algunos lloraban y otros oraban llenos de angustia. Fue imposible continuar el sermón, la gente continuó llorando y orando durante el día entero, y toda la noche hasta el amanecer.
En la isla de Anglesea, sin embargo, Evans tuvo que enfrentarse a una doctrina encabezada por un orador elocuente e instruido. En la lucha contra el error de esa secta, Evans comenzó a decaer espiritualmente. Después de algunos años, ya no poseía el mismo espíritu de oración ni sentía el gozo de la vida cristiana. Él mismo cuenta cómo buscó y recibió de nuevo la unción del poder divino que hizo que su alma se encendiera aún más que antes: “No podía continuar con mi corazón frío con relación a Cristo, a su expiación y a la obra de su Espíritu. No soportaba el corazón frío en el púlpito, en la oración secreta y en el estudio, especialmente cuando me acordaba de que durante quince años mi corazón se había abrasado como si yo hubiese andado con Jesús en el camino a Emaús. Por fin, llegó el día que jamás olvidaré: En el camino a Dolgelly, sentí la necesidad de orar, a pesar de tener el corazón endurecido y el espíritu carnal. Después que comencé a suplicar, sentí como que unas pesadas cadenas que me ataban, caían al suelo, y como que dentro de mí se derretían montañas de hielo. Con esta manifestación aumentó en mí la certeza de haber recibido la promesa del Espíritu Santo. Me parecía que mi espíritu se había librado de una prolongada prisión, o como si estuviese saliendo de la tumba de un invierno extremadamente frío. Las lágrimas me corrieron abundantemente y me sentí constreñido a clamar y pedir a Dios el gozo de su salvación y que El visitase de nuevo las iglesias de Anglesea que estaban bajo mi cuidado. Supliqué por todas las iglesias, mencionando el nombre de casi todos los predicadores de Gales. Luché en oración durante más de tres horas.
El espíritu de intercesión comenzó a pasar sobre mí, como ondas una después de otra, impelidas por un viento fuerte, hasta que mis fuerzas físicas se debilitaron de tanto llorar. Fue así que me entregué enteramente a Cristo, en cuerpo y alma, en talentos y obras, mi vida entera, todos los días y todas las horas que aún me restaban por vivir, incluyendo todos mis anhelos. Todo, todo lo puse en las manos de Cristo……. En el primer culto, después de esta experiencia, me sentí como removido de la región espiritualmente estéril y helada, hacia las tierras agradables de las promesas de Dios. Comencé entonces, de nuevo, los primeros combates de oración, sintiendo fuertes anhelos por la conversión de los pecadores, tal como había sentido en Leyn. Me apoderé de la promesa de Dios. El resultado fue, que al volver a casa vi que el Espíritu estaba obrando en los hermanos de Anglesea dándoles el espíritu de oración insistente.”
Ocurrió entonces un gran avivamiento, pasando del predicador a la gente en todos los lugares de la isla de Anglesea, y en todo Gales. La convicción de pecado pasaba sobre los auditorios como grandes oleadas. El poder del Espíritu Santo obraba.
Uno de los que asistieron a su famoso sermón sobre el Endemoniado Gadareno, cuenta cómo Evans retrató tan fielmente las escena de la liberación del pobre endemoniado, al admiración de la gente al verlo liberado, el gozo de la esposa y de los hijos cuando volvió a la casa ya curado, que el auditorio rompió en grandes risas y llanto. Otro se expresó así: “El lugar se volvió un verdadero “Boquim de lloro” (Jueces 2:1-5). Otro más dijo que el auditorio quedó como los habitantes de una ciudad sacudida por un terremoto, que salen corriendo, se postran en tierra y claman la misericordia de Dios. Como no era poco lo que sembraba, recogía abundantemente, y al ver la abundancia de la cosecha, sentía que su celo ardía de nuevo y que su amor aumentaba, llevándolo a trabajar con más ahínco aún. Su firme convicción era que nadie, ni aun la mejor persona, puede salvarse sin la operación del Espíritu Santo, ni el corazón más rebelde puede resistir al poder del mismo Espíritu. Evans tenía siempre un objetivo cuando luchaba en oración; se apoyaba en las promesas de Dios, suplicando con tanta insistencia como aquel que no se va antes de recibir. El decía que la parte más gloriosa del ministerio del predicador era el hecho de agradecer a Dios por la obra del Espíritu Santo en la conversión de los pecadores.
Como vigía fiel, no podía pensar en dormir mientras la ciudad se incendiaba. Se humillaba ante Dios, agonizando por la salvación de los pecadores, y de buena voluntad gastó sus fuerzas y su salud por ellos. Trabajaba sin descanso, sin temer la censura de los religiosos fríos, el desprecio de los perdidos, ni la ira y la furia de los demonios.
A la edad de 73 años, sin mostrar disminución en sus fuerzas físicas ni mentales, predicó el último sermón, como de costumbre, bajo el poder de Dios. Al finalizar dijo: “Este es mi último sermón.”
Los hermanos creyeron que se refería a su último sermón en aquel lugar. Pero el hecho es que cayó enfermo esa misma noche. En la hora de su muerte, tres días después, se dirigió al pastor, que lo hospedaba, con estas palabras: “Mi gozo y consuelo es que después de dedicarme a la obra del santuario durante cincuenta y tres años, nunca me faltó sangre en el lebrillo. Predica a Cristo a la gente.”
Luego, después de cantar un himno, dijo: “¡Adiós! ¡Adiós!” y falleció. La muerte de Christmas Evans fue uno de los acontecimientos más solemnes de toda la historia del principado de Gales. Fue llorado en el país entero.

La encarnación de Cristo (Mateo 1:18-25)



18El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.
19José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.
20Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
21Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
22Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:
23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.
24Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.
25Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.
Recordemos que en los primeros versículos del capítulo 1, Mateo emplea una genealogía para convencer al pueblo judío de que el Mesías había venido, mostrando una genealogía que enfatiza la relación de Jesús tanto con Abraham, el «padre» de la raza, de quien es la Simiente prometida, como con David, a quien fue concedido el «pacto del Reino», de quien es el Hijo real, consu­mación del ideal del Rey que funda un reino eterno.
Ahora les habla del misterio de la encarnación de Cristo y lo hace con lujo de detalle, comienza con la frase “El nacimiento de Jesucristo fue así” fue así, es decir, fue exactamente de esta manera, no duden, no intriguen, no injurien, no traten de adivinar que paso según el pensamiento humano, “fue así” fue algo divino, fuera del alcance de comprensión de la mente humana, pero lleno del poder infinito de Dios.
Después entra en el detalle de la condición civil de María. Estaba desposada, es decir, comprometida en matrimonio. El desposorio era más que una sencilla promesa de matrimonio, era un pacto que no se podía romper, Después del exilio de Israel los desposorios incluían un documento escrito y firmado de matrimonio. (Papelito habla), pero hay que diferenciar, Los des­posorios no eran lo mismo que el matrimonio. Por lo menos pasaba un año entre uno y otro. Es decir, desposar a una espo­sa, hacer un compromiso matrimonial sin llegar a convivir todavía como pareja, no es lo mismo que tomarla en matrimonio efectivo. Fue durante este pe­ríodo de un año, entre el desposorio y el matrimonio, que María se halló haber concebido un hijo por el Espíritu Santo (Mat. 1:18), por eso Mateo aclara: Antes que se juntasen, antes que se consumara el matrimonio.
¡Qué peligro corría María cuando se descubriera que estaba embarazada y aún no se había consumado su matrimonio! De acuerdo a la ley de Moisés (Dt. 22:23-24), debería morir apedreada.
María sabía que en su vientre se estaba formando un ser engendrado por El Espíritu Santo, que ella era sin culpa, y aunque sabia lo que podía pasarle, estaba plenamente convencida de que Dios la protegería.
Ahora Mateo habla de José, la reacción de este al enterarse de que María estaba embarazada fue dejarla secretamente, nos dice Dios que él era varón justo y no quería infamarla, es decir no quería denunciar el acto sabiendo el resultado que le acarrearía esto.
Quiso entregarle la carta de repudio delante de dos testigos que Moisés les mandó (Dt. 24:1-4), no hacerlo público, arreglar el asunto en privado, sin hacer tanto ruido, sin hacer escándalo.
Y pensando él en esto, Dios le habla por medio de un Ángel de Dios.
El Ángel se dirige a José, como hijo de David, primero para recordarle que era descendiente de gran estirpe, segundo para mostrarle que de la descendencia rey David, como dicen las escrituras nacerá el Mesías.
Después, le pide no tener miedo de continuar con el compromiso de matrimonio, sino de seguir adelante, le aclara que el embarazo de María, no fue porque ella lo hubiera engañado, sino que por obra del Espíritu Santo es que ella había concebido. Y que por esa cuestión, ella daría a luz al Salvador del mundo.

Dios les bendiga

Artemio Gonzáles Treviño

Bisutería

En la cumbre, las nubes,
creí verte
haciendo por mis manos la obra tuya:
torres, idiomas, parajes,
botones rompiendo en flor;
llevé los hilos del cometa
y profeticé
la ventura, la desgracia;
pero al llegar tu luz,
la genuina luz tuya,
todo se desplomó;
en el trono de mi alma no estabas Tú,
sino yo,
imitándote;
todas las piedras cayeron
a través de mis dedos, el agua,
el rostro;
enmudecieron los idiomas,
se apagó el cometa
y me vi envuelto de oscuridad y silencio.

Entonces el milagro:
la tibieza de tu voz a mis oídos,
tu Verbo a mi alma, rescatando,
y el cetro de mi vida
en tu mano,
que por amor te corresponde.

J. A. Reyes

Apóstol Juan, Biblicamente



El discípulo amado, el hombre que tuvo la bendición de recostar su cabeza al costado del Señor en la última cena; es un personaje de quien bíblicamente se habla poco, pero al demostrar su carácter lleno de compasión y amor, ha trascendido hasta alcanzar los niveles de mito. En esta, la primera de tres partes, hablaremos sobre lo que hay en la Biblia acerca de él, y cabe mencionar que es poco en relación a su importancia.
Juan era hermano de Jacobo, probablemente era el menor, ya que tradicionalmente se menciona primero al mayor, y en todas las referencias bíblicas Jacobo encabeza la pareja. Luego se lee que eran hijos de Zebedeo, un hombre de pesca que, al parecer, tenía un negocio tan próspero como para contratar empleados (Mr 1:19-20), quizá esta posición acomodada había contribuido a formarles un carácter duro y jactancioso, por lo cual el Señor les puso el sobrenombre de “Boanerges” (Hijos del trueno) (Mr 3:17). Este carácter se vio reflejado en tres ocasiones. Una de ellas es cuando Juan le cuenta al Señor que habían encontrado a uno que echaba fuera demonios en Su nombre (Mr 9:38) y ellos se lo habían prohibido. Aquí muestra un carácter excluyente y aún no moldeado por Cristo (por cierto, es la única ocasión en que Juan habla dentro de los evangelios). En la segunda ocasión, se muestra una fe muy fuerte pero igual de fuerte también es su carácter intolerable y poco amoroso, hasta el punto de compartir el deseo de Jacobo su hermano al pedir que descendiera fuego sobre la ciudad de Samaria, porque no habían recibido el mensaje (Lc 9:45). Y la tercera ocasión, es su aprobación al no negar la petición que su madre hace a Jesús, cuando le pide los lugares principales en el reino de Él (Mt 20:20-23).
Es probable que Juan haya sido primo de Jesús, si hacemos comparación entre los relatos en los evangelios en cuanto a las mujeres que estaban presentes en la crucifixión de Jesús. Así lo cuentan:

Mt 27:56
María Magdalena,
María la madre de Jacobo y José
y la madre de los hijos de Zebedeo

Mr 15:40
María Magdalena,
María la madre de Jacobo y José
Salomé

Jn 19:25
María Magdalena,
María, Mujer de Cleofas
La hermana de su madre
la madre de Jesús

Es muy probable que la madre de los hijos de Zebedeo, Salomé y la hermana de María sean la misma persona. Cabe resaltar que el único que habla de “la hermana de su madre” (de Jesús) es Juan en su evangelio. Si esto es así, Juan sería primo de Jesucristo. Esto, repito, no es seguro, solo probable. ¿Qué cambiaría, entonces, el hecho de que Jesús y Juan fuesen primos en la carne? En realidad nada. Inclusive la escena en que Juan recuesta su cabeza al costado del Señor, seguiría hablando de confianza, no necesariamente por ser primos, sino porque entre ellos existía el amor de Dios y ese no sabe de lazos sanguíneos. Lo que sí se entendería mejor sería el hecho de que Jesús encargara su madre a Juan, ya que habría una justificación doble para que éste recibiera a María en su casa: el lazo sanguíneo y el espiritual (Jn 19:27).
Juan, en las narraciones de los evangelios, refleja un perfil callado, inclusive hasta en el libro de los Hechos de los apóstoles no lleva la voz cantante, como sí lo hace Pedro. Formó parte del grupo cercano de Jesús, Pedro, Jacobo y Juan, que tuvieron la bendición de ver la transfiguración de Jesús (Mr 9:2), presenciaron la predicación de Jesús en el Monte de los Olivos, frente al templo de Jerusalén, la sanidad de la suegra de Pedro (Mr 1:29), la resucitación de la hija de Jairo (Mr 5:37), la resurrección de Lázaro, y los otros seis milagros que narra Juan en su evangelio.
La trascendencia de la vida de este apóstol es muy grande para todo el cristianismo. Durante los próximos números, veremos un poco de la historia de su vida después del libro de los Hechos y estudiaremos el carácter de sus escritos.

Bendiciones


José A. Reyes

El evangelio según Mateo


La autoría de este Evangelio se le atribuye al mismo Mateo, el apóstol del Señor Jesucristo, la fecha exacta de este evangelio no se tiene con certeza, y se cree que haya sido escrito entre los años del 50 a 75 d.C., Mateo, o Leví, había sido recaudador de tributos en Capernaum, y como tal habría tenido que llevar cuentas y redactar informes como parte de su trabajo. Emplea 115 vocablos que no se hallan en otros escritos del NT, y varios de éstos tienen que ver con dinero, oro, plata, deudas, cuentas, cambios de dinero, etcétera, que estarían «a la punta de la pluma» de un ex publicano.

Parte I El Mesías esperado por el pueblo de Israel
En este Evangelio se puede notar el gran interés de Mateo por el pueblo judío y esto se puede notar desde el capítulo 1 versos del 1 al 17, que habla acerca de la genealogía de Jesucristo.
1Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
2Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos.
3Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram.
4Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón.
5Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. 6Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías.
7Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa.
8Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías.
9Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías.
10Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías.
11Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia.
12Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel.
13Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor.
14Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud.
15Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob;
16y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
17De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.

Evidentemente uno de los propósitos de Mateo era el de convencer a sus compatriotas de que el Mesías había venido, la genealogía empleada por Mateo es la oficial a través de su padre adoptivo José, es decir que todo judío que se jactaba de serlo, debía estar familiarizado con esta genealogía, Por lo cual las primeras palabras del Evangelio de Mateo, son evidencia de que sigue una genealogía que enfatiza la relación de Jesús tanto con Abraham, el «padre» de la raza, de quien es la Simiente prometida, como con David, a quien fue concedido el «pacto del Reino», de quien es el Hijo real, consu­mación del ideal del Rey que funda un reino eterno.
En el versículo 5 de este primer capítulo, encontramos la mención de dos mujeres, Rahab, que por fe (He. 11:31) no fue desobediente, y Rut, que por fe, decidió convertirse al Dios vivo y verdadero. Es decir, que Dios trabaja y reconoce a las personas que le temen, buscan y obedecen con humildad de corazón como lo fueron estas dos mujeres, que no solo quedo impreso su nombre en la bendita Palabra de Dios, sino que Dios les concedió el privilegio de ser mencionadas en esta genealogía usada por Mateo para mostrar al pueblo judío que el Mesías había venido.

Dios le bendiga
Hermano Artemio González Treviño.

Christmas Evans, El predicador tuerto


Sus padres le pusieron el nombre de “Christmas” (Navidad), porque nació el día de Navidad, en 1766. La gente lo apodó “Predicador Tuerto”, porque era ciego de un ojo. Alguien se refirió así a Christmas Evans: “Era el hombre más alto, el de mayor fuerza física y el más corpulento que jamás vi. Tenía un solo ojo, si hay razón para llamar a eso ojo, porque, con más propiedad se podría decir que era una estrella luminosa, que brillaba como el planeta Venus.” También se le llamó “El Juan Bunyan de Gales”, porque era el predicador que, en la historia de ese país, disfrutó más el poder del Espíritu Santo.
En todos los lugares donde predicaba, se producía un gran número de conversiones. Su don de predicar era tan extraordinario, que con toda facilidad conseguía que un auditorio de 15 a 20 mil personas, de sentimientos y temperamento diferentes, lo escuchasen con la más profunda atención. En las iglesias no cabían las multitudes que iban a escucharlo durante el día; de noche siempre predicaba al aire libre a la luz de las estrellas.
Por un tiempo vivió entregado a las diversiones y a la embriaguez. Durante una lucha fue gravemente acuchillado; en otra ocasión lo sacaron del agua como muerto, y aún otra vez, se cayó de un árbol sobre un cuchillo. En las contiendas era siempre el campeón, hasta que, por fin, en un combate sus compañeros lo cegaron de un ojo. Dios, sin embargo, fue misericordioso con él durante ese período, conservándolo con vida, para más tarde utilizarlo en su servicio. A la edad de 17 años fue salvo; aprendió a leer, y poco después fue llamado a predicar y fue separado para el ministerio.
Sus sermones eran secos y sin fruto, hasta que un día cuando viajaba para Maentworg, amarró su caballo y penetró en el bosque donde derramó su alma en oración a Dios. Igual que Jacob en Peniel, no se apartó de ese lugar hasta recibir la bendición divina. Después de aquel día reconoció la gran responsabilidad de su obra; siempre su espíritu se regocijaba en la oración y se sorprendió grandemente por los frutos gloriosos que Dios comenzó a concederle.
Antes tenía talentos y cuerpo de gigante. Era valiente como un león y humilde como cordero; no vivía para sí, sino para Cristo. Además de tener, por naturaleza, una mente ágil y una manera conmovedora de hablar, poseía un corazón que rebosaba amor para con Dios y su prójimo. Verdaderamente era una luz que ardía y brillaba.
Andaba de pie por el sur de Gales, predicando, a veces hasta cinco sermones en el mismo día. A pesar de no estar bien vestido y de sus maneras ordinarias, grandes multitudes afluían para oírlo. Vivificado con el fuego celestial, se elevaba en espíritu como si tuviese alas de ángel, y el auditorio se contagiaba y se conmovía también. Muchas veces los oyentes rompían en llanto y en otras manifestaciones, que no podían evitar. Por eso eran conocidos como los “Saltadores galeses”.
Evans creía firmemente que sería mejor evitar los dos extremos: el exceso de ardor y la demasiada frialdad. Pero Dios es un ser soberano, que obra de varias maneras. “A unos El atrae por el amor, mientras que a otros El aterra con los truenos del Sinaí para que hallen la paz preciosa en Cristo. Los indecisos a veces son sacudidos por Dios sobre el abismo de la angustia eterna, hasta que clamen pidiendo misericordia y encuentren el gozo inefable. El cáliz de ellos rebosa, hasta que algunos, no comprendiendo, preguntan: “¿Por qué tanto exceso?”
Acerca de la censura que se hacía de los cultos, Evans escribió: “Me admiro de que el genio malo”, llamándose “el ángel del orden”, quiera tratar de cambiar todo lo que respecta a la adoración de Dios, volviéndola en un culto tan seco como el monte Gilboa. Esos hombres de orden desean que el rocío caiga y el sol brille sobre todas sus flores, en todos los lugares, menos en los cultos del Dios Todopoderoso. En los teatros, en los bares y en las reuniones políticas los hombres se conmueven, se entusiasman, y se exaltan como tocados por el fuego, igual que cualquier “Saltador Galés”. Pero, conforme a sus deseos, ¡no debe existir nada que le dé vida y entusiasmo a los cultos religiosos! Hermanos, ¡meditad en esto! ¿Tenéis razón o estáis equivocados?”

La merced de nuestro Padre


La merced de nuestro Padre,
es un faro en su brillar,
Él nos cuida y nos protege
con las luces de alta mar.

¡Mantened el faro ardiendo!
¡Arrojad su luz al mar!
Que si hay almas pereciendo,
las podréis así salvar.

Reina noche de pecado,
ruge airada negra mar,
almas hay que van buscando
esas luces de alta mar.

Ten tu lámpara encendida,
que en la tempestad habrá,
algún náufrago perdido,
y tu luz le salvará.


Phillip P. Bliss

Hermano Jesús Gaona Hernández

…he aprendido a contentarme
cualquiera que sea mi situación.


Con mucha emoción el hermano Jesús nos cuenta cómo, desde el momento de su conversión empezó a notar la diferencia en su vida, dejó el vicio de la cerveza y ya no más ha vuelto a caer en él. Llevó el discipulado y levantó sus ojos y se acordó de su tierra y de su parentela. El primero de enero del 2002 con la compañía del hermano Matías llegaron a Garambullo con la idea de evangelizar a los habitantes. Esas primeras veces llegaron a casa de sus padres, pero no fueron bien tratados, entonces el Hermano tuvo la visión de conseguir una casa en el mismo ejido, para recibir a los hermanos que llegaran. A mediados de ese mismo año hubo la posibilidad de comprar un terreno con algunos cuartos construidos y aunque estaban abandonados y sin puertas, decidieron comprarlo. Cuenta que la primera vez que llegaron él y su esposa, llevaban despensa para una semana y la dejaron en el primer cuarto mientras ellos se acomodaron en el piso sobre unas colchas. Pero al amanecer se dieron cuenta que la despensa ya no estaba; los perros habían tomado las bolsas y las habían roto y habían regado todo el mandado, entonces no tenían nada para comer, pero en ese momento vieron la mano de Dios con ellos, cuando iban llegando los vecinos y les llevaban guisos ya preparados y algunas otras cosas, de modo que pudieron comer bien durante toda la semana. Así pues, Dios ha manifestado que su mano está en ese lugar y con el hermano Jesús. Él tomó la decisión de irse a vivir definitivamente al ejido, movido por la necesidad de que haya alguien responsable por la vida espiritual de los creyentes en Garambullo. Ahora el hermano lleva los devocionales cuando no hay alguien que vaya de Monterrey. Se llena de alegría y confianza al ver el templo ya con techo y los hermanos que en cada reunión se gozan con los cantos y la palabra de Dios. Ha decidido dejar su trabajo en la ciudad para ir a su tierra y su parentela y llevarles lo la palabra de Dios, “he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación”. El hermano no ha estudiado formalmente la Biblia, sólo lo que ha aprendido por medio de las predicaciones y la escuela dominical, pero tiene toda la voluntad de ser obediente a Dios.

JAR.: ¿Qué proyectos tiene para éste lugar? (Garambullo) -
Hno Jesús: Quiero, si Dios me da licencia, levantar unos cuartos allá atrás, para que cuando ustedes vengan, así como ahora en grupo, se puedan quedar aquí, y no tengan que ir a otros lados.

JAR.: ¿Qué le pediría a la iglesia, qué cosas hacen falta?
Hno Jesús: Aquí faltan muchas cosas en cuanto a lo espiritual, pero vamos bien. Nada más les pido que nos sigan apoyando como hasta hoy, con sus oraciones y en lo material así como lo han hecho. Y también les pido que oren por mi papá que esta mal de su salud”-


Hermano. José Arnulfo Reyes Chávez

Apóstol Pablo, Tercer viaje


Después de una corta estancia en Antioquia de Siria, Pablo emprendió su tercer viaje, recorriendo en orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos (Hch 18:23), llegando después de esto a Efeso. El Espíritu Santo le permitiría ahora a Pablo predicar la Palabra en la provincia de Asia, en tanto que le había sido prohibido durante su segundo viaje.
El apóstol hizo de Efeso su base de operaciones a lo largo de tres años. Fue aquí donde encontró cerca de doce discípulos, los cuales fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús, y recibieron el Espíritu Santo, puesto que no lo habían recibido, pues solo habían sido bautizados con el bautismo de Juan. También a quien enseño por tres meses en la sinagoga, y después por el endurecimiento e incredulidad de algunos, se aparto y estuvo enseñando por dos años en una escuela de uno llamado Tiranno (Hch 19:8-10). También aquí hizo Dios muchos milagros por medio de Pablo. Fue aquí también en donde muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos (Hch. 19:19), de esta manera crecía y prevalecía poderosamente la Palabra del Señor en Efeso. También hubo aquí oposición constante y encarnizada por medio de los artífices de estatuillas y seguidores de la diosa Diana de los Efesios (Hch 19:23-32).
Pablo, sabiendo que había judaizantes que atacaban su doctrina y que la desacreditaban en Galacia, escribió su epístola a los Gálatas.
Antes de abandonar Efeso, el apóstol Pablo envió a Tito a Corinto, Tito debía después de ello reunirse con Pablo en Troas (2 Corintios 12:2), lo cual no sucedió.
Inquieto, el apóstol Pablo se dirigió a Macedonia, donde volvió a encontrarse con Timoteo y Erasto, a los que había enviado antes allí. Después de esto llegó Tito con la noticia de que los Corintios estaban cumpliendo fielmente las instrucciones de Pablo. Fue entonces que el apóstol les escribió 2 Corintios.
De Macedonia Pablo se dirigió a Corinto, pasando allí el invierno y aprovechó para acabar de disciplinar y de organizar a la iglesia de esta ciudad. Es entonces que el apóstol Pablo escribió su exposición más completa de la doctrina de la Salvación, la epístola a los Romanos.
El apóstol deseaba vivamente ejercer su ministerio en Roma, pero no podía ir en estos momentos, por que debía llevar a Roma los dones de los gentiles convertidos. Los introductores del Evangelio en Roma habían sido especialmente amigos y discípulos de Pablo.
La siguiente etapa iba a conducirlo por última vez a Jerusalén. Los judíos estaban ferozmente opuestos a la evangelización de los gentiles, en cuanto a los cristianos surgidos del judaísmo, ellos mismos desconfiaban de Pablo y de su obra. Esta es una de las razones de que el apóstol pidiera a las iglesias de la gentilidad que probaran su lealtad mediante el envió de una generosa ofrenda a los cristianos pobres de Judea.
Pablo y sus amigos dejaron Corinto con el fin de llevar estos dones a Jerusalén, pero, enterándose de que los judíos le querían tender una celada, renunciaron a embarcarse e ir directamente a Siria (Hch. 20:3), y Pablo tomo la decisión de volver a Macedonia, y se quedó en Filipos mientras sus compañeros se dirigían a Troas.
Lucas se reunió con Pablo en Filipos. Después de la pascua, Pablo y Lucas se embarcaron a Neapolis, un puerto de Filipos, para volver a encontrar a sus amigos en Troas, donde pasaron siete días, y en donde ya había una iglesia.
Pablo fue de Troas a Asón, en donde se encontró con sus compañeros de viaje, que lo habían precedido por vía marítima, su nave llego a continuación a Mitilene, y al día siguiente toco la isla de Samos, y llego a Mileto. Pablo que se apresuraba a ir a Jerusalén, no había querido ir a Efeso, pero envió a buscar a los ancianos de aquella iglesia, los cuales acudieron a Mileto, donde el apóstol les dirigió las ultimas exhortaciones (Hch. 20:18-35).
Abandonando Mileto, la nave se dirigió hacia la Isla de Cos, al día siguiente llego a Rodas, de Rodas la nave tocó Patara, donde el grupo misionero efectuó un cambio de naves, emprendiendo viaje hacia Fenicia, y arribaron a Tiro (Hch. 21:3). El apóstol y sus amigos se quedaron allí por siete días; los cristianos de Tiro suplicaron a Pablo en vano que no fuera a Jerusalén, y después de haber orado con ellos, el apóstol Pablo y sus compañeros subieron a una nave que iba a Tolemaida, al llegar se quedaron allí un día con los hermanos, y después llegaron a Cesarea por vía terrestre, en donde se quedaron en casa de Felipe el evangelista.

Agabo, el profeta que había predicho una época de hambre durante la primera estanca del apóstol Pablo en Antioquia de Siria, se ató los pies y las manos, y anunció que los judíos atarían de aquella manera a Pablo y lo entregarían a los gentiles. A pesar de estas advertencias y de las lagrimas de la comunidad, Pablo, y algunos de sus discípulos, subieron a Jerusalén (Hch. 21:11-14). Así acabo el tercer viaje misionero de este gran apóstol, el apóstol Pablo.

José Carlos Castillo Zepeda.


Yasap

Julianillo

Todos los que se crucen en mi camino,
oirán mi testimonio
Julián Hernández, nacido en Castilla, España, fue uno de los mártires de la Reforma Protestante del siglo XVI.
Su apodo “Julianillo” devenía de su apariencia frágil, muy delgado, de piel fina y poca estatura, esto último, en parte debido a su marcada cifosis*.
Había trabajado en Alemania y los Países bajos. Allí aprendió el oficio de cajista de imprenta y conoció las ideas de la Reforma, las que abrazó con inmensurable pasión. Algunos historiadores sostienen que trabajó con Martín Lutero en la impresión de las primeras Biblias traducidas al idioma germano, así como en diversas publicaciones de éste y otros reformadores.
Julián Hernández, además de poseer una fe inmensa, abrigaba un intenso sentimiento patriótico, algo habitual de ver en muchos protestantes de su época. Desde esta perspectiva, deseaba compartir con sus conciudadanos las Buenas Nuevas que había conocido. En la península ibérica el oscurantismo era profundo, y Hernández entendía que una herramienta fundamental para hacer salir a su pueblo del atraso, era que la gente común aprendiera a leer y escribir, y muy especialmente que conozca la Verdad, tal como él la concebía. Con esta idea, se abocó de lleno a la tarea de llevar la luz a los españoles. La misión sería arriesgada, pues eran tiempos no solo de ignorancia, sino también de intolerancia y crueldad.

Llevando la Palabra a sus compatriotas
Junto a otros reformadores, algunos españoles, muchos de ellos judíos conversos, participó en la edición del primer Nuevo Testamento en idioma español, fruto de la labor traductora del Dr. Juan Pérez de Pineda.
A pesar de ciertas dificultades, esta primera etapa se completó exitosamente. Pero lo peor estaba en el paso siguiente: Ingresar los ejemplares a España y distribuirlos. Cualquiera que fuese atrapado transportándolos o simplemente poseyéndolos sería quemado en la hoguera.
Hernández era plenamente conciente de ello, tan conciente como lo era de su vocación irrenunciable.
Tras la fachada de un vendedor de telas (ocupación que en realidad cumplía) escondía su verdadero objetivo: Contrabandear Nuevos Testamentos.
Viajando a través de toda España, se contactaba con los protestantes dispersos u ocultos y les llevaba la perla de la Palabra, y noticias de sus hermanos.

De la Roa, sacerdote y escritor católico, escribió en su libro Historia de la Compañía de Jesús en Sevilla, refiriéndose a Julianillo:

“Con increíble habilidad, encontraba entradas y salidas secretas, y el veneno de la nueva herejía se divulgó con gran velocidad por toda Castilla y Andalucía (…) Adonde ponía su pie comenzaba el incendio (…) Él mismo, enseñó a los hombres y las mujeres en los malas doctrinas de los reformadores, logrando su fin con demasiado acierto, especialmente en Sevilla, donde formó, gracias a esto, un verdadero nido de herejes”

A todo esto, Julián Hernández solía decir: “Todos los que se crucen en mi camino, oirán mi testimonio”.

Traición y martirio
Se cuenta que un día, mientras predicaba en las afueras de Sevilla, compartió el Mensaje de Salvación con un poblador que oficiaba como herrero, obsequiándole un ejemplar del Nuevo Testamento. Este hombre lo delató ante las autoridades, de manera que Hernández debió huir rápidamente.
Por un tiempo logró ocultarse de las garras de la “Santa Inquisición”. Pero la pasión por su llamado pudo más que su instinto vital.
Continuó predicando y distribuyendo las Escrituras. Una vez más sería descubierto. Ahora, sería una mujer quien habría de entregarlo. Hernández le había predicado, y ésta se mostró muy interesada por lo que aquél no dudó en regalarle un ejemplar del Nuevo Testamento. Pero la mujer inmediatamente fue a dar aviso a los inquisidores. “Julianillo” huyó, pero enseguida fue atrapado en Adamuz, Córdoba, y enviado a una cárcel en Sevilla. Allí, el Tribunal del Santo Oficio se ensañó con el predicador. Después de haberlo sometido a las más crueles e inimaginables torturas, y de haberle desarticulado la mayoría de sus huesos en el “potro”, fue puesto en una pica en donde se lo quemó vivo. Esto ocurrió en Sevilla el 22 de diciembre de 1560.

Los testigos cuentan que “Julianillo”, cantaba un villancico mientras era trasladado a la pira donde habría de morir.
“¡Vencidos los frailes, vencidos van! ¡Corridos los lobos, corridos van!”

Su legado

Si bien la Inquisición española logró frenar la expansión protestante en la península, no pudo matar las ideas. Se cuenta que Hernández escondió algunos ejemplares del Nuevo Testamento en el lugar menos pensado para buscar: en un convento. Esta muestra de extraordinaria audacia tendría frutos no menos extraordinarios. La Palabra llegaría a manos de los propios monjes, muchos de los cuales serían movilizados por ella. En el convento de San Isidro, el lugar donde Hernández había escondido sus ejemplares, se encontraban nada más y nada menos que Cipriano de Valera y Casiodoro de Reina. Ellos, y otros sacerdotes, llegaron a conocer la Verdad del Evangelio, por lo que fueron considerados protestante herejes, debiendo huir del país para salvarse de la muerte a manos de la Inquisición. La versión completa de la Biblia en español traducida por Casiodoro de Reina y luego corregida por Cipriano de Valera (conocida como la Biblia Reina Valera) ha sido la herramienta más poderosa que se haya conocido para la difusión del Evangelio en el mundo hispano, trascendiendo los tiempos y continentes.