martes, 27 de octubre de 2009

Apóstol Pablo (2 parte)


Saulo el Perseguidor
Los falsos testigos que lapidaron a Esteban encargaron al joven Saulo que guardara sus ropas (Hch7:58). Si el papel de Saulo no tuvo carácter oficial, el relato implica, no obstante, que el joven participo en el deliberado propósito de llevar a cabo aquella muerte (Hch. 8:1). Es evidente que Pablo ya aborrecía entonces a los adeptos de aquella nueva secta, menospreciando a su Mesías, y que los estimaba peligrosos tanto sobre el plano político como religioso. Lleno de un fanatismo firme, estaba dispuesto a llevarlos a todos a la muerte.
Acto seguido después de la muerte de Esteban, Saulo organizo la persecución contra los cristianos (Hch. 8:3; 22:4; 26:10-11). Su conciencia ofuscada lo llevo a actuar con el encarnizamiento de un inquisidor. No contento con actuar en Jerusalén pidió cartas del sumo sacerdote para las sinagogas de Damasco, a fin de llevar presos a Jerusalén a los cristianos de origen judío, a los que quería llevar cargados de cadenas (Hch. 9:1-12).
El testimonio formal de Lucas, corroborado Pablo, revela que este, hasta el mismo momento de su conversión, aborrecía a los cristianos, y creía estar sirviendo a Dios al perseguirlos.

La conversión de Saulo.
Saulo el perseguidor y sus compañeros comenzaron, probablemente a caballo, el camino que iba de Galilea a Damasco, a través de regiones desérticas. Repentinamente apareció en el cielo una luz fulgurante, empalideciendo la del sol, los viajeros cayeron al suelo, Pablo se quedo postrado y una voz saliendo del resplandor dijo en hebreo: Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón, (Hch. 26:14). Saulo le dijo: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tu persigues (Hch. 26:15). Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer (Hch. 9:6). Los compañeros de Pablo oyeron algo, pero solo El entendió lo que la voz decía.la luz dejo ciego a Pablo, así entro en Damasco conducido por la mano, y fue llevado a la casa de un cierto Judas (Hch. 9:11) donde estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber.
Estuvo orando, tratando de comprender el significado de lo que le había sucedido. Al tercer día, el Señor ordeno a Ananías, cristiano de origen judío, que se dirigiera a Pablo y que le impusiera las manos para que recobrara la vista.
Ananías dudaba, porque temía a Saulo el perseguidor. El Señor le dio seguridad a Ananías, revelándole que Pablo había sido advertido por una visión, y Ananías obedeció.
Saulo confeso su fe en el Señor Jesús, recobrando la vista y recibiendo el bautismo. Con su energía característica, y para confusión de los judíos se puso de inmediato a proclamar en la sinagoga que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Pablo afirma que su conversión se debió al poder y a la gracia soberana de Dios, que, sin saberlo El mismo, lo había preparado para su tarea futura. Su condición de ciudadano romano, la educación rabínica que había recibido, y sus dotes intelectuales, hacían de el un instrumento calificado. Se cree, con razón, que Saulo, a pesar de su celo, no había hallado en el judaísmo la paz que su alma necesitaba (Rom. 7:7-25).
Su misma experiencia religiosa contribuyo a hacer de El, el gran intérprete del evangelio.

Inicio de su vida cristiana.
Desde su conversión, Saulo empezó a anunciar el Evangelio. Su carácter enérgico le llevaba a ello, así como la revelación de los propósitos de Dios, que lo llamaba al apostolado.
Predico a Cristo en las sinagogas de Damasco, los judíos de la ciudad, apoyados por el gobernador, decidieron eliminar a Saulo. Los discípulos le salvaron la vida bajándolo de noche por el muro dentro de una canasta, y Pablo en lugar de volver a Jerusalén, se dirigió a Arabia, y volvió después a Damasco, se desconoce el lugar de Arabia en el que estuvo Pablo, o el tiempo que se quedo, o lo que hiciera allí; lo probable es que se diera a la meditación y a la oración y a la preparación para su ministerio.
Tres años después de su conversión fue de Damasco a Jerusalén para conocer a Pedro donde estuvo solo quince días, y no vio a ningún otro apóstol excepto a Jacobo, el hermano del Señor.
Los cristianos de Jerusalén tenían miedo de Pablo, y no creían que se hubiera convertido en discípulo de Cristo, pero Bernabé, con la generosidad que le caracterizaba presento a Pablo a los apóstoles, y les relato su conversión, y los sufrimientos que había tenido que sufrir a causa de su cambio radical. Pablo anunciaba enérgicamente el evangelio y quería convencer a los judíos helenistas, quienes intentaron darle muerte, por esta razón, los discípulos enviaron a Pablo a Cesarea, desde donde se dirigió a Tarso. El Señor se le apareció en el templo, en Jerusalén, y le rebelo que su apostolado iba a tener lugar entre los paganos.
Un profeta en Jerusalén, llamado Agabo, predijo a la asamblea de la iglesia que habría un periodo de hambre, los hermanos de Antioquia decidieron ayudar a los cristianos de Judea. Bernabé y Pablo llevaron a los ancianos de la iglesia en Jerusalén los dones de los cristianos de Antioquia para los de Judea. Según Lucas (Hch. 11:30), Pablo solo se encontró en esta ocasión con los ancianos de la iglesia de Jerusalén, y se limito a entregarles los fondos, después de esto Pablo y Bernabé se volvieron Antioquia junto con Juan, de sobrenombre Marcos.

Continuará…

José Carlos Castillo Zepeda

Yasap

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